En México hay cientos de sitios con pinturas rupestres, las
más destacadas en los estados de Baja California, Chihuahua, Yucatán, Oaxaca,
Tlaxcala, Durango y Nuevo León, así como en el Valle de México.
La pintura rupestre más antigua en México documentada hasta
el momento se encuentra en Baja California y data de unos 7.400 años.
El INAH indicó en un comunicado que las representaciones
pictóricas se encontraron en 40 sitios, entre frentes y abrigos rocosos, en una
zona árida del noreste de Guanajuato.
Estas pinturas, en las que predominan los colores amarillo,
rojo y negro, por lo general representan figuras humanas con tocados, faldones
y escudos, así como algunos instrumentos no identificados aún; en algunas
ocasiones también portan arcos y flechas en escenas de caza o de guerra.
También hay gran diversidad de animales,
principalmente ciervos, cánidos, insectos como ciempiés y arácnidos, y gran
cantidad de aves, generalmente con alas extendidas, junto a círculos radiados
que probablemente sean representaciones solares.
El arqueólogo explicó
que para los antiguos cazadores recolectores, "plasmar imágenes en roca
iba más allá de dejar huella de la memoria colectiva de momentos históricos,
climáticos y rituales, puesto que para ellos los abrigos y frentes rocosos
utilizados para pintar eran el punto de contacto entre el mundo material y el
espiritual".
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